Translate

domingo, 27 de diciembre de 2015

BIGOTINI FELICITA EL AÑO NUEVO


Bueno, queridos chicos y chicas, ya tenemos aquí el 2016. Parecía que no iba a llegar nunca, pero todo llega, ya se sabe.
Los que nacimos, crecimos ¡y hasta nos reprodujimos! el milenio pasado, veíamos el siglo XXI como en una lejana nebulosa. Quien escribe estas líneas ya se afeitaba cuando leyó 1984, la mítica novela de Orwell ambientada en el futuro, porque 1984, aunque parezca mentira, era entonces el futuro, así subrayado y todo. También vimos en el cine 2001, una odisea espacial, la obra maestra de Kubrick, y un poco más tarde leímos ¿Sueñan los androides con ovejas mecánicas?, magnífica novela de Philip K. Dirck que Ridley Scott llevó a las pantallas en el 82 con el título de Blade Runner, una película de culto, cuya acción se desarrollaba en 2019, o sea, a la vuelta de la esquina. Hasta hemos dejado ya atrás (en 2015) ese futuro al que regresaba el bueno de Marty McFly en su Delorean trucado. Ya veis, androides completamente humanos, viajes espaciales increíbles, patinetes a reacción, vehículos silenciosos que flotaban a medio metro del suelo... O sea, el futuro, ya digo.


Pues hala, ya estamos en el futuro, ¿y qué tenemos? Mirad a vuestro alrededor: guerras, epidemias, refugiados, deshaucios, terrorismo, recortes en sanidad, en educación, desempleo...
En fin, no hay que afligirse demasiado. O quizá sí, quién sabe... Dicen los ingleses que cualquier situación, por desesperada que parezca, aun puede empeorar, y un buen amigo me dijo un día que ese tal Peter, el del Principio de Peter, era un “viva la virgen” y un optimista incorregible. Bueno, la verdad es que he tenido días mejores que el de hoy. No debería haberme puesto a escribir esto. Sonreid. El profe y yo os deseamos de corazón un feliz, próspero y venturoso año 2016. Así que quedaos con el mensaje de la tira de Mafalda, tan cargada de ternura y de esperanza, y no prestéis demasiado crédito al cartel de aquí abajo. De todas formas, tengo que ponerlo, porque ha quedado muy gracioso y porque me ha costado un rato tunearlo. Au revoire mes amis.



martes, 22 de diciembre de 2015

EN NAVIDAD SIEMPRE DICKENS


Bueno, pues ya estamos metidos hasta el cuello en una nueva Navidad. La lotería otra vez ha pasado de largo, las luces están encendidas y los regalos empaquetados. No hay nieve, claro, porque con eso del calentamiento global ahora tendremos que irnos a Siberia para ver un paisaje blanco. Pero a pesar de todo es Navidad, y en Navidad la tradición manda que Biblioteca Bigotini se traslade al siglo XIX. En Navidad siempre volvemos a Dickens, porque el bueno de Charles rezuma espíritu navideño en cada párrafo, en cada línea.
Rescatamos hoy de nuestra biblioteca dickensiana un relato breve, un precioso cuento titulado El armario viejo. Se trata de una modesta pieza literaria en la que ni siquiera nuestro viejo amigo se tomó la molestia de introducir una sola pincelada de ambiente navideño, y a pesar de todo nos sabe a Navidad porque en ella no falta ninguno de los ingredientes básicos de la entrañable literatura de Dickens. Está (cómo no) el viejo avaro sin sentimientos que goza contando sus peniques, y está también el joven muchacho limpio de corazón, cuyo ingenio le permitirá burlar al viejo y salir triunfante. Dickens en estado puro.


Haced clic en la ilustración para acceder a una versión digital de excelente traducción con la que pasaréis cinco minutos deliciosos. ¡Feliz Navidad!



martes, 15 de diciembre de 2015

MEMORIAS DE UN PERDEDOR. EL TESORO DEL ATAÚD

Nunca he tenido suerte. Quizá recordéis la desgraciada experiencia del bigfood (clic para enlazar) que relaté el año pasado. Bueno, las cosas no mejoraron demasiado desde entonces. Me trasladé a la soleada California. Como estaba sin blanca pedí dinero a un prestamista, Joe Pastrami, una de las ratas más rastreras que habitan los sumideros. Un tipo duro. A quienes no pueden presentar un aval, Pastrami les parte las piernas por adelantado, así que gasté en hospitales la pasta que me prestó. Invertí mis últimos diez pavos en el anticipo para alquilar una oficina mugrienta muy cerca de Hollywood boulevard. Dormía allí mismo, con los pies sobre la mesa cubierta de trastos inútiles, o doblado como un ocho dentro del archivador. Me mantenía a base de bourbon barato, y sólo comía los bocadillos que solía robarle a miss Sullivan, la secretaria que había contratado hacía ya tres meses, sin haberle pagado todavía ni un centavo.

Dormía allí mismo, con los pies sobre la mesa cubierta de trastos inútiles...

Llamé a mi única cliente. Era una pobre mujer a la que engañaba su marido. El tipo se iba cada noche con una fulana distinta, y mentía a su mujer diciéndole que había dormido en casa de un amigo. –Señora Montero –le dije-, su marido es un canalla pero tiene unos amigos excelentes. He llamado a todos los de la lista que me proporcionó, y los diez han confirmado que anoche estuvieron con él.
Nada más colgar, sonó el teléfono. -Jefe -me dijo miss Sullivan-, es el casero. Dice que quiere cobrar el alquiler. –Déme ese teléfono, miss Sullivan. ¡Oiga! –grité-, Mr. Horowizch, deje ya de tocarme las pelotas. Le pagaré cuando pueda, ¿entiende?. Ahora tengo un negocio entre manos… ¿Cómo dice? No, no se moleste en contratar unos matones para asustarme. Espere a que le deba otros tres meses de alquiler, y por la mitad de pasta le garantizo que yo mismo me daré un buen escarmiento.

¡Cómo no me había dado cuenta! Mi secretaria era
un auténtico bombón con unas curvas de vértigo.
Colgué. Miss Sullivan me miró con lo que primero interpreté como lástima, y luego me pareció ternura. Se quitó las gafas de pasta y se soltó el pelo. ¡Cómo no me había dado cuenta! Mi secretaria era un auténtico bombón con unas curvas de vértigo. Diez minutos y dos revolcones en el archivador más tarde, estábamos fumando a medias uno de sus cigarrillos, y devorando uno de sus sandwiches. Inmediatamente rompió a llorar. Le dije que normalmente era mejor en la cama, le prometí que algún día iba a pagarle el sueldo, pero no era nada de eso. Miss Sullivan (Jenny a partir de entonces) me contó su desgraciada vida, y entre sollozos me confesó que sus cinco primos habían atracado un furgón blindado, haciéndose con un botín de quinientos de los grandes. Ahora cumplían condena en Alcatraz, pero antes de ser detenidos escondieron la pasta dentro del ataúd de unas pompas fúnebres ocupado por un fiambre. Nadie sabía qué había sido del muerto y del botín. ¡Aquello si que era una oportunidad! Si daba con el tesoro, podríamos huir los dos con la pasta a Méjico o al Caribe. Por fin la felicidad llamaba a mi puerta.

No me hice de rogar. Después de unas cuantas llamadas y de una visita al registro, creí estar tras la pista. Mi objetivo era un viejo cementerio anabaptista muy cerca de San Bernardino. Conduje primero por la general y luego por una carretera polvorienta. Era una zona de granjas familiares. Al salir de una curva atropellé a un pollo. En la curva siguiente, un desgraciado conejo corrió idéntica suerte. Si ahora atropello un puñado de arroz –pensé-, podría hacerme una paella…
Llegué al cementerio ya de noche cerrada. Eso me favorecía. Las sombras de la noche ocultarían mi sórdida tarea. Saqué una pala del maletero y comencé a cavar. Dos horas más tarde, cubierto de sudor,  contemplé bajo la luz temblorosa de mi encendedor de gasolina, el fruto de mis esfuerzos. Allí estaba el medio millón de pavos en billetes sucios (¿qué billetes no lo son?), contemplándome desde el ataúd forzado. Lo siguiente fue un destello y cinco revólveres apuntándome directamente a la cabeza. Jenny la embustera, Jenny la traidora, sostenía la linterna…

Jenny la embustera, Jenny la traidora, sostenía la linterna...

Me dejó sólo el dinero suficiente para el alquiler de la oficina, y un beso en los labios, más frío que el tipo de la caja, que me supo a veneno y a derrota. Cuando se fueron, creí escuchar a lo lejos los familiares acordes de blue moon. Quizá era la radio de un auto, o quizá sólo era producto de mi extraviada imaginación.

-Aquí la patrulla 13 reportando un caso de asesinato. La homicida ha apuñalado a su marido por pisar el suelo recién fregado. ¿Qué hacemos?
-Deténganla inmediatamente.
-No podemos.  Todavía está mojado.



domingo, 13 de diciembre de 2015

MELVYN DOUGLAS. MUCHO MÁS QUE UN GALÁN ELEGANTE


Detrás de la fachada de este lituano altísimo con pinta de galán atildado, hubo algo más que apariencia. Melvyn Douglas fue un gran actor, y lo demostró no solo en los platós cinematográficos, sino en la escena teatral, interpretando en Broadway comedias y dramas con idénticos éxito y talento. Su mayor esplendor en las pantallas llegó de la mano del genial Lubitsch, que le dirigió en dos comedias inolvidables: Ninotchka (1939) y Lo que piensan las mujeres (1941).
Galardonado con dos premios Oscar, obtuvo también el respeto y la admiración de sus compañeros de profesión y de la industria hollywoodiense.
Su deriva hacia posiciones izquierdistas y su valentía durante los años de plomo de la tristemente célebre caza de brujas, acabaron convirtiéndole en una especie de proscrito. Para colmo, apoyó la candidatura de su esposa como gobernadora de California, enfrentándose nada menos que a un tal Richard Nixon, que años después resultaría de amarga memoria, pero que ya entonces movía los hilos de las cloacas políticas.
En Bigotini os brindamos el enlace para visionar el trailer original de Ninotchka, magnífica comedia en la que Melvyn Douglas daba la réplica a una Greta Garbo encantadora y superlativa. Haced clic en la carátula y dejad que os fascinen la risa de la Garbo y el elegante atractivo de este gran actor.

Próxima entrega: Merle Oberon



martes, 8 de diciembre de 2015

BRATISLAVA. SOMBRAS EN EL DANUBIO

Bratislava, la vieja Presburgo del rancio Imperio Austrohúngaro, comenzó dos siglos antes de nuestra era siendo un modesto asentamiento de la tribu celta de los boios, que con el tiempo se rodeó de una muralla al modo de los castros célticos que conocemos en el occidente europeo. Sus muros no fueron lo bastante fuertes para impedir la colonización romana, y más tarde la de eslavos (siglo V) y húngaros (siglo X). Resistió no obstante, el avance otomano en el XVI, convirtiéndose en capital imperial en 1536, bajo el dominio omnímodo de la casa de Habsburgo. A partir de entonces la vieja e imperial Presburgo fue agrandando su fama y alargando su sombra sobre las tranquilas aguas del Danubio, padre fluvial y fecundo generador de vida del oriente europeo.

La nueva Bratislava, de casi medio millón de habitantes, flamante capital de la Eslovaquia moderna, conoció su mayor esplendor en el XVIII, el asombroso siglo de las luces, bajo el reinado de María Teresa de Austria. Mientras el turista o el viajero toma una cerveza en la apacible (a pesar de su nombre) plaza de Armas, escuchará de labios de algún nativo las truculentas historias de aquella soberana desmesurada a quien se atribuye una ninfomanía insaciable. Cuentan que María Teresa hizo instalar un tobogán en cuyo remate se situaba la emperatriz, para ser penetrada por su caballo, un semental magnífico por el que sentía una pasión enfermiza. Tras la apacible cerveza y la animada conversación, un paseo sin prisas por el dédalo de callejas de la ciudad vieja, reconciliará al fatigado viajero con las reinas, los caballos y con la humanidad entera. Es obligada la visita al imponente castillo, que aunque fue reconstruido tras el incendio del XIX, conserva su esencia de fortaleza medieval inexpugnable.


Son también notables el ayuntamiento y la catedral, y sobre todo el encantador conjunto urbano de su centro, que hace de Bratislava una de las ciudades europeas más agradables para recorrer a pie, deteniéndose en sus sorprendentes estatuas callejeras, en sus comercios y sus cervecerías. En materia musical, Bratislava es una especie de continuación de Viena, de la que dista tan solo sesenta kilómetros. Sus célebres festivales y su programación clásica fascinarán al visitante melómano. En cuanto a la gastronomía, su condición de ciudad interior hace que el pescado brille por su ausencia. La cocina eslovaca es fuerte y hasta un poco tosca: carnes, col cocida (kapusta), quesos y lácteos (tengan cuidado los intolerantes) y patatas, patatas abundantes, predominantes y omnipresentes en cualquier plato de cuchara, de tenedor, y hasta en muchos postres.


Bigotini recomienda especialmente el bryndzové halusky, un plato de patatas con queso de oveja y panceta churruscada, que está francamente bueno si el comensal no es demasiado remilgado. Para los más delicados la mejor elección será siempre una sopa, plato del que existen infinitas variantes todas ellas sabrosas y nutritivas. La cerveza, deliciosa en cualquiera de sus variedades, es en Eslovaquia (como en Chequia) la bebida nacional. Los naturales del país, alegres por naturaleza, no la consideran una bebida alcohólica, así que achacan sus risas incontrolables, sus cánticos extemporáneos y sus ocasionales pérdidas de la verticalidad, a meros accidentes o a causas misteriosas.


La Bratislava moderna agradará a los visitantes más jóvenes y decididos a experimentar emociones fuertes. Desde el encantador hotel Spirit, templo oficioso de la postmodernidad de imposible arquitectura, hasta los numerosos pubs, bares y discobares donde bulle la vida nocturna bratislaviana, el joven atolondrado podrá dar rienda suelta a sus fantasías orgiásticas más descabelladas. Como sucede en otras ciudades del Este, las mafias rusas dominan en Bratislava la prostitución, la droga y el mundo de la noche en general. Las muchachas eslovacas se cuentan entre las más hermosas del mundo. Han triunfado muchas veces en concursos internacionales de belleza. Una legión de chicas bellísimas y estratégicamente desvestidas puebla los locales de copas y también los burdeles. El profe Bigotini, cuya edad provecta y firmes convicciones le hacen más aficionado a la inocente contemplación, que a la participación activa, se contenta con admirar a las esbeltas jóvenes durante sus paseos en una mañana soleada. La vieja Presburgo, la imperial Bratislava, la moderna capital eslovaca, quedan atrás. Silba el tren, y ruge su poderosa máquina camino de Viena, su próximo destino, y el vuestro, si así lo queréis.


Resulta muy sospechoso que los certámenes de miss universo los ganen siempre muchachas terrícolas.



domingo, 6 de diciembre de 2015

BENITO ARIAS MONTANO, EL GRAN HUMANISTA DEL XVI

El maestro Benito Arias Montano, un sevillano nacido en 1527, fue el gran humanista español y uno de los más importantes de la Europa de su tiempo. Tuvo en su juventud insignes maestros, como Pedro Mexía o Juan de Quirós. Estudió después en Alcalá, tomando las órdenes mayores y distinguiéndose por sus amplísimos conocimientos teológicos. Pero Arias Montano fue un hombre poliédrico que no se conformó con acceder a los saberes académicos establecidos entre los eruditos de su generación. Se interesó por la medicina, la biología, la filosofía… Tuvo también sus puntas y collares de poeta, y además de las lenguas clásicas (latín y griego), llegó a dominar el árabe, el sirio y el hebreo.

Precisamente sus conocimientos hebraicos le convirtieron en un especialista en la traducción e interpretación de las Sagradas Escrituras. En 1562 se incorporó al Concilio de Trento, formando parte del séquito de otro teólogo ilustre, Martín Pérez de Ayala, el obispo de Segovia. Fue capellán del emperador Felipe II, quien le encomendó la edición de la Biblia Políglota de Amberes, conocida también como Biblia Regia. En Amberes, rodeado de la flor y nata de los teólogos y humanistas europeos, Arias Montano, al decir de sus enemigos del Santo Oficio, se dejó tentar por los cantos de sirena erasmistas y reformistas, apartándose de la ortodoxia de obras anteriores como la Biblia Políglota Complutense o la misma Vulgata. Al final, y después de salvar infinidad de obstáculos, la Biblia Regia pudo ser editada en Amberes en 1572, sin embargo, la condena romana e inquisitorial, hicieron que naciera ya relegada al ámbito ultramontano de la Reforma protestante.

Mussini. Ajedrez en la Corte de Felipe II

De vuelta en España, Arias Montano pudo eludir el acoso de los inquisidores sólo gracias a la especial protección que le brindó el emperador. Felipe II le encargó la dirección de la Biblioteca Escurialense, y allí en su retiro laurentino y ya en plena madurez, nuestro hombre se dedicó en cuerpo y alma a su pasión por la literatura. Tradujo al latín el célebre Itinerario del sefardí Benjamín de Tudela, realizó estudios bibliográficos sobre el Antiguo Testamento, que no han sido superados hasta la fecha, y en 1593, ya en la recta final de su existencia, tuvo aun fuerzas para dar a la luz los nueve tomos de sus célebres Antigüedades judías, un extenso tratado sobre todos y cada uno de los nombres propios y comunes caldeos, hebreos, griegos y latinos que aparecen en la Biblia, una obra ingente y asombrosa que sólo pudo ser compuesta por el gran humanista y gigantesco erudito que fue el maestro Benito Arias Montano.

Se carteó con los principales sabios, artistas y eruditos de la Europa imperial y, como curiosa prueba de su prestigio internacional, sirva el dato de que Arias Montano es acaso junto a Erasmo de Rotterdam y Martín Lutero, el único europeo no miembro de familia real de quien nos han llegado más retratos, entre pinturas y grabados. Como pequeña guinda representativa de su extensísima obra, Biblioteca Bigotini os propone la lectura (haced clic en la ilustración) de su Paráfrasis sobre El Cantar de los Cantares. Se trata de un breve opúsculo donde Arias Montano exhibe su altura poética y su finísima sensibilidad literaria. Que os aproveche.

Nada necesita tanto una reforma como las costumbres ajenas. Mark Twain.



martes, 1 de diciembre de 2015

AUSTRALOPITHECUS AFARENSIS. LLEGAN LOS HOMÍNIDOS

Australopithecus afarensis es hasta ahora el primer homínido conocido en cuanto a datación. Sus fósiles más antiguos datan de mediados del Plioceno, hace unos 3,5 millones de años. El nombre científico significa simio meridional de Afar, por haber sido hallados sus restos en esa región del norte de Etiopía. Los restos se corresponden con hallazgos anteriores de pisadas que quedaron impresas en un suelo de cenizas volcánicas de Laetoli (Tanzania). Los descubridores del primer esqueleto parcial en 1974, bautizaron a la hembra a quien pertenecieron los huesos con el nombre de Lucy, por la célebre canción de los Beatles. Se trata de criaturas livianas con estaturas que podrían oscilar entre 110 y 140 cm., y marcado dimorfismo sexual. Lucy era una adulta que apenas sobrepasaría a un niño actual de seis o siete años.


El cráneo y la cara, más semejantes a los de un chimpancé que a los de los humanos, estaban coronados por una moderada cresta sagital donde se insertarían los músculos masticadores. Su cerebro, de unos 400 cm3, no era mucho mayor que el de los chimpancés modernos. Los dientes, astillados en la parte anterior, debieron usarse para sujetar. Pero el hallazgo más sorprendente fueron los cuartos traseros. La conformación tanto de la pelvis, como de las caderas y el resto de las extremidades inferiores, así como las huellas de los pies desnudos, no dejan lugar a dudas sobre su locomoción. Australopithecus afarensis era una criatura bípeda que caminaba perfectamente erguida.


Las adaptaciones de estos primeros australopitecinos resultan pues inequívocamente humanas. Además de la postura y la locomoción llaman la atención el pie completamente moderno, la mayor longitud de las extremidades inferiores (un hecho absolutamente nuevo en la historia evolutiva de simios y hominoideos), las mandíbulas y dientes más pequeños, la capa de esmalte más gruesa, el rostro más plano, la atenuación o desaparición del recio reborde óseo periorbitario… Si a todo esto unimos el agrandamiento relativo de la pelvis (primer paso hacia un mayor índice de encefalización), el alargamiento de los pulgares y consiguiente mayor precisión para hacer pinza y manejar objetos con delicadeza, nos encontramos ante monos cuya estructura física los acercan más a los seres humanos que a los demás simios.

Aunque, dada la escasez y precariedad del registro fósil, siempre a expensas de nuevos hallazgos, resulte arriesgada cualquier afirmación categórica en este sentido, existen muchos indicios que nos llevan a pensar en Australopithecus afarensis como nuestro posible antepasado. Cierto que hay muchos rasgos que, a diferencia de los huesos, no fosilizan. La disposición de determinados yacimientos invita a pensar en A. afarensis como una criatura social que se desplazaba y procuraba el sustento en grupos familiares. Pero ya hemos dicho que los desarrollos culturales como un rudimentario lenguaje o una estructura social, no fosilizan. Debemos conformarnos con la mera especulación.

Todo indica que Lucy y sus congéneres se extinguieron hace unos 2,5 millones de años, para dar paso quien sabe si a otros australopitecinos posteriores o al género homo al que pertenecemos. En cualquier caso, A. afarensis no parece la especie indefensa de monitos erguidos que se nos ha hecho creer por algunos autores. Esta visión a nuestro juicio equivocada, los muestra siempre furtivos, a merced de sus depredadores y del medio hostil en que se desenvolvían. Entendemos que unas criaturas medrosas y faltas de recursos no hubieran sido capaces de sobrevivir, reproducirse y prosperar durante nada menos que un millón de años. No, la especie de Lucy estaba tan perfectamente adaptada a su medio como lo están todas las demás especies que existen o han existido en el pasado. Pensar que las criaturas extinguidas eran seres imperfectos o defectuosos, y que por eso se extinguieron, es una forma de pensar no sólo antropocéntrica, sino sobre todo y fundamentalmente errónea.

-Querida, ¿te has puesto la crema reafirmante?
-Si, si, si, si, si, si, siiiiiiiii…