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viernes, 29 de abril de 2016

TOM BROWNE, EL PIONERO DE LA COMEDIA GRÁFICA


En este recorrido por los inicios del comic que emprendimos hace unas semanas, no podía faltar Thomas Arthur Browne, genial ilustrador británico nacido en 1870, que llegó a ser el más popular dibujante de Inglaterra durante los periodos victoriano y eduardiano.
Su trazo elegante y su acerado humor llenaron durante la última década del siglo XIX y la primera del XX las páginas de los primeros y exitosos semanarios humorísticos como Punch y Chips, y de los diarios londinenses, que por entonces comenzaron a incluir dibujos cómicos en sus ediciones dominicales. Browne en sus críticas gráficas no dejó títere con cabeza. Los militares, los policías y en general, la gente uniformada, fue blanco preferente de sus burlas. Tampoco se libraron las nuevas modas sociales tales como la práctica deportiva (produjo una hilarante serie sobre magullados jugadores de rugby), la conducción de automóviles (fue un ferviente defensor de los carruajes de caballos), y hasta la lucha de las sufragistas, a las que ridiculizó en varios dibujos de una manera tan despiadada, que para la mentalidad actual resulta francamente incorrecta.


Browne brilló también en la ilustración publicitaria, siendo autor del célebre logotipo del whiskey Johnnie Warker. Fundador del London Sketch Club, Tom Browne revindicó la importancia del arte gráfico en los medios, y frecuentó a los artistas e intelectuales más descollantes de la Inglaterra de su época.

Pionero asimismo en el dibujo de historietas con viñetas, Browne fue el creador de la tira cómica Weary Willy and Tired Tim, una pareja claramente inspirada en Don Quijote y Sancho Panza, inmortales personajes de Cervantes de quien fue ferviente admirador. Tom Browne falleció en 1910, cuando apenas contaba cuarenta años, y se hallaba en la cima de su carrera como ilustrador.
Os dejamos aquí una pequeña selección de sus dibujos. Reparad en la extrema elegancia y limpieza de su trazo. Sin duda un dibujante magnífico y un artista genial.






martes, 26 de abril de 2016

MARY ASTOR. EL PODER DE LA VOLUNTAD



Ningún ejemplo mejor que el de Mary Astor para ilustrar el salto, muchas veces difícil del cine mudo al sonoro.
En Efecto, Mary debutó en los veinte al lado de su amante y mentor John Barrymore. Entonces no era más que un rostro hermoso, eso sí, muy hermoso. No tenía más que ponerse ante las cámaras y expresar alegría, tristeza, ansiedad... Pero al llegar el sonido las cosas se complicaron. Había que actuar. Había que interpretar un texto, y aquella pobre muchacha tenía una voz horrible y un acento extraño. Todo parecía indicar que, como tantas otras estrellas del cine silencioso, Mary Astor se extinguiría sin remedio.
Pero he aquí que la joven Mary era persona que no se rendía fácilmente. Desapareció temporalmente de los platós, y se dedicó de forma infatigable al estudio de la interpretación y al perfeccionamiento de la dicción. Le costó sangre, sudor y lágrimas, pero al fin regresó a las pantallas convertida en otra mujer. Incluso cambió su aspecto físico. Adquirió madurez y comenzando desde abajo, interpretó un montón de papeles secundarios hasta regresar por méritos propios a la cabecera de los carteles. El Oscar de la Academia que recibió en 1941 por su trabajo en La gran mentira, o su inolvidable femme fatale de El halcón maltés, dan testimonio de ello.
Aquí os brindamos un enlace (haced clic en la foto) para contemplar un pequeño homenaje en música e imágenes a la hermosa y voluntariosa Mary Astor.

Próxima entrega: Paul Muni



viernes, 22 de abril de 2016

MUNICH. BAVIERA AHOGADA EN CERVEZA


Aunque resulte difícil de creer, nada más llegar a Munich (bueno, a las pocas horas) Bigotini y sus bellas compañeras de viaje fueron capaces de batir su propio record de codillos al horno. Es cuestión de tener mucha, mucha vocación. Escenario el típico restaurante-cervecería bávaro en el casco histórico muniqués. El servicio corre a cargo de hermosas lugareñas de generosos escotes, vestidas con trajes típicos bávaros, el clásico uniforme de cervecera. De vez en cuando en alguna otra mesa, un tipo narizotas con sombrerito tirolés (en realidad, bávaro, se ve que hay diferencia) se arranca con una canción como las que cantan los nazis en las películas de guerra. Cuando termina, medio restaurante rompe a aplaudir emocionado. Los más hábiles aprovechan el estruendo para eructar sin que se note mucho.
El caso es que nos hemos metido entre pecho y espalda tres señores codillos con su guarnición, que no se los saltaba un cura sin sotana. Tremendo, la cosa promete… El Meininger hotel es limpio y tranquilo, con camas hechas al estilo germánico, funda nórdica incluida. Eficiencia alemana. Todo funciona bien. Las puertas de las duchas encajan, las toallas secan, y cada cosa está en su sitio. Hace fresco para julio (18 grados) y tiene toda la pinta de vacaciones con jersey y chubasquero, porque también llueve intermitentemente. En apenas unos minutos hemos hecho fotos y más fotos.

Munich desde los tejados

Munich (pronunciado Munchen en alemán y Múnik en todos los demás idiomas) es la capital de Baviera. Es también la capital de lo que podríamos llamar la Alemania provinciana y profunda. La capital de la cerveza y también la del nazismo. Los muniqueses son grandotes, gordos, rubios, con mofletes colorados y siempre sonrientes. Muy educados. De vez en cuando en los bares te mira un parroquiano y levanta su jarra de cerveza, como brindando desde lejos. Uno responde al gesto con otro de cortesía, pero luego no puedes dejar de mirarle un poco de reojo y ver que el tío te mira de la misma manera. Si tiene bastante edad para eso, no puedes evitar pensar: este ¿a cuantos judíos?...

Visitamos el Museo de Arte Moderno. Pasamos la mañana entre Picassos, Mirós, Kandinskis y un largo etcétera de artistas muy bien representados en estas salas. Hay más obras del siglo XX que en el mismo Berlín. Además, el edificio en sí, ya merece por propios méritos la visita. En el contenido destaca una sala dedicada a Max Beckmann, uno de los principales artistas del expresionismo alemán de entreguerras. Tras la visita un refrigerio en la cafetería del museo y luego tarde de paseo por la ciudad. La parte turística no es muy extensa, la verdad. Es algo común a muchas ciudades alemanas. En la guerra las deshicieron a bombardeos, y después no restauraron más que las zonas históricas de más valor. El resto es todo moderno. Tomamos unas cervezas en los puestos callejeros de la plaza del mercado (visita obligada para cualquier turista). Cena en el célebre local de la cervecería de los agustinos, que está en la calle principal que va de la puerta vieja a la catedral. Casi todo lo que merece la pena en Munich está por allí, de manera que me ahorraré poner las direcciones de los sitios, porque todo, todo está en esa media docena de calles. En cuanto al restaurante de los agustinos, la cosa tiene tela. Ayer batimos de largo el record de codillos. Hoy hemos pulverizado el de salchichas. Las había de muchas clases diferentes, y he perdido la cuenta de las que nos hemos zampado. Pues oye, tan panchos.

Residencia del príncipe elector de Baviera

En el desayuno las frutas y los embutidos, aseguran combustible suficiente para emprender las jornadas de duro deambular por calles, callejas, plazas y plazuelas. Visitamos el Palacio-Residencia del príncipe elector de Baviera. Un recorrido por lujosos salones, espejo de la pasada gloria bávara. El palacio fue casi completamente destruido durante la guerra, y reconstruido después admirablemente. Tras la agotadora visita, aperitivo en el famoso Café de la Ópera, y después comida en la plaza del mercado. Cervezas, salchichas y carnes del país. Un festival de espuma y colesterol amenizado por simpáticos acordeonistas, más voluntariosos que acertados. Risas y más risas. ¿Se puede pedir más? Para terminar, opípara cena en el Franciskaner Garden, un típico restaurante con patio interior en la zona pijo-comercial. Excelentes las carnes (Munich-snitchell, codillo cocido y codillo asado) con guarniciones más elaboradas y variadas que en los demás sitios.

Las terrazas muniquesas
Alquilamos un coche para recorrer Baviera. Un Dodge-berlina nuevo y grandote, muy al gusto alemán. Autopista y manta. Llegamos a Nüremberg, la del famoso juicio. Ciudad imperial donde las haya, el casco histórico de la Nuremberga barroca, está conservado brillantemente. La iglesia-catedral de San Lorenzo, del gótico centroeuropeo más puro, impresiona por su grandeza.
Las grandes ciudades alemanas (Berlín, Franfurt, Hamburgo, Hannover o la misma Munich) fueron literalmente reducidas a cenizas por los bombardeos aliados. Durante el milagro alemán, con un esfuerzo admirable, sus habitantes reconstruyeron lo que pudieron, catedrales, ayuntamientos y algún palacio. Casi todo lo demás es moderno y de escaso interés turístico. Sin embargo, las ciudades pequeñas (Bremen, Nüremberg, Ratisbona, etc.) se libraron de la destrucción, por eso deparan al turista mayores satisfacciones. Berlín es un caso excepcional, porque a pesar de que quedó completamente arrasada, es la gran metrópoli no sólo de Alemania, sino de toda la Europa central. En Berlín tanto los del oeste como los del este, se esmeraron en hacer la reconstrucción de tal manera, que con eso y con la vida ciudadana que le prestan los berlineses (gentes tan apacibles y refinadas, que ni parecen alemanes), resulta ya un destino imprescindible para cualquier viajero.
En Nüremberg probamos más especialidades bávaras: steack tartar y un fiambre muy original a base de cerdo cocido y gelatina de castañas que quita el hipo. Terminamos por la tarde el recorrido turístico de la vieja ciudad, y vuelta a la carretera. Llegamos a Munich a tiempo de cenar en un italiano (hay que descansar de tanto cerdo). Entrantes, ensaladas y pastas muy bien condimentadas. Mañana seguiremos la ruta turística.

Nüremberg

En nuestro coche-tanque enfilamos el camino de Ratisbona (en alemán Regensburg), una pequeña joya engastada en la corona bávara.
En Ratisbona todo es típico. Las calles son típicas, las casas son típicas (seguimos haciendo fotos). Magnífica la catedral y fabulosas las vistas del Danubio desde el puente medieval. Comemos en la famosa hostería del siglo XII donde sirven las mundialmente célebres salchichas de Ratisbona. Aquí las ponen con una guarnición de cebolla confitada. Nos zampamos media docena por barba, acompañándolas de ricas cervezas que (como en las demás cervecerías típicas de Baviera) fabrican ellos mismos. Se come en la terraza al aire libre, junto al Danubio, en unas largas mesas de madera con bancos corridos. Parece ser que lo clásico es comer las salchichas con las manos, así que en la hostería han perfeccionado la técnica del trapo húmedo. Cada poco rato (tres o cuatro veces a lo largo de la comida) aparece una camarera con toallas limpias, calientes y humeantes, y te cambia las anteriores. No es que sea muy chic, pero es la mar de práctico.

Ratisbona desde el Danubio

De vuelta en Munich, y después de devolver el auto en la agencia, damos el enésimo garbeo por el casco histórico y tomamos algún refresco. En el trayecto del tranvía hemos visto las noches pasadas el Biergarten donde se celebraba hasta hace pocos años la Ocktoberfest. Luego se ve que la fiesta se hizo tan multitudinaria que tuvieron que trasladarla a una especie de feria en las afueras. Nos decidimos pues a probar el Biergarten. Allí, en una mesa situada estratégicamente en el mirador desde el que se dominan los jardines, y con la caricia de una brisa tan reconfortante, que a última hora nos ha obligado a ponernos una chaqueta, nos hemos despedido de Munich y la cocina muniquesa a base de codillo, cerdito lechal al horno y espectacular tabla de quesos. Para terminar, el clásico apffelstrudel calentito. Un festín, muchas risas y gran diversión de chicos y grandes. ¡Que bien!

El amor es como las cajas de cerillas, que desde el primer momento sabemos que se nos tiene que acabar, y se nos acaba cuando menos lo esperamos. Enrique Jardiel Poncela.



martes, 19 de abril de 2016

JAMES M. BARRIE Y EL PAÍS DE NUNCA JAMÁS


James Matthew Barrie, escocés nacido en 1870, ocupa un sitio de honor en la Historia de la literatura por ser el padre de Peter Pan, el más célebre y celebrado de sus personajes.
Se educó en Glasgow y en la Universidad de Edimburgo, y hasta su consagración como novelista y autor teatral, ejerció el periodismo en Nottingham y Londres. Su infancia estuvo marcada por la desgraciada muerte de uno de sus hermanos, hecho del que su madre no pudo recuperarse. Sin que al parecer existieran razones fisiológicas para ello, James en la edad adulta no llegó a alcanzar una estatura normal, lo que por algunos biógrafos se ha asociado con su obsesión por seguir siendo para su madre el hijo que perdió. Su caso se diagnosticó como enanismo psicosocial, acaso con no demasiado fundamento.

En Londres cultivó la amistad de Arthur Conan Doyle y Robert Louis Stevenson, ambos compañeros en Edimburgo. También frecuentó a Thomas Hardy y a Charles Frohman, que acabó siendo el productor de sus obras teatrales. Contrajo matrimonio con Mary Ansell, una actriz famosa en la Inglaterra victoriana. La unión resultó efímera, pues al parecer Barrie no buscaba en ella una pareja, sino una madre, un poco en la línea de lo que su personaje Peter Pan quería encontrar en Wendy. El asunto produjo un gran escándalo en Londres, puesto que Barrie había entrado en el círculo de personajes célebres de su época, cuyas andanzas llenaban las páginas de los ecos de sociedad londinenses, antecedente victoriano de los tabloides y las revistas del corazón actuales.

Barrie alcanzó gran éxito como autor teatral, destacando sus obras Calle Quality (1901), El admirable Crichton (1902) y Lo que saben todas las mujeres (1908). Entre sus novelas sobresalen El pequeño ministro y El sentimental Tommy, primer antecedente de su más célebre personaje.
La primera aparición de Peter Pan en la escena teatral se produjo en 1904, y adquirió forma de novela en 1911, año de la publicación de Peter Pan y Wendy, obra universalmente conocida, que ha sido traducida a infinidad de idiomas, y adaptada a multitud de formatos, incluyendo el cine de animación, por el que la mayor parte de los habitantes del planeta conocen la historia a través del célebre film de Disney. El éxito de Peter Pan, universalmente reconocido, se sustenta en la cualidad entrañable de su historia. El escenario es el país de Nunca Jamás, espacio donde se desarrollan todas las aventuras imaginables que pueblan el mundo de fantasía de la literatura infantil y juvenil. Allí van a parar los niños perdidos que se resisten a dar el decisivo paso a la edad adulta. En el fondo todos los lectores nos vemos identificados en estos personajes.

Biblioteca Bigotini os ofrece una versión digital de esta obra inmortal. Haced clic sobre la portada y reencontraos con el viejo capitán Garfio, la maternal Wendy, la traviesa Campanilla, y sobre todo con el magnífico Peter Pan, el héroe alegre que nunca crece y remata sus triunfos con su canto del gallo. Una obra entrañable y un nostálgico homenaje al niño que todos albergamos en nuestros corazones.
El profe Bigotini, que tampoco crece nunca y habita el espacio fantástico de los personajes imaginarios, adora Peter Pan tanto como nosotros. Disfrutad.

Los peores errores que podemos cometer son las cosas que no hacemos. Emma Thompson.



viernes, 15 de abril de 2016

HOMO HABILIS. EL FABRICANTE DE HERRAMIENTAS


A tenor de los conocimientos actuales, Homo habilis pudo ser la especie que inauguró el género homo, al que pertenecieron varias especies ya extinguidas, y pertenece una todavía existente, la nuestra. Homo habilis surgió y floreció a principios del Pleistoceno, hace entre 2 y 1,5 millones de años. Naturalmente en África. Sus restos fósiles se han hallado en Etiopía, Kenia, Tanzania y Sudáfrica, lugares en los que extendió su hábitat. Era un humano relativamente ligero, oscilando su estatura entre 1,20 y 1,50 m. Sus mandíbulas y su cresta sagital estaban ya mucho menos desarrolladas que las de los australopitecinos. A juzgar por la estructura anterior de su cráneo, su rostro debió poseer una expresión inequívocamente humana.

La capacidad craneana de Homo habilis era también apreciablemente mayor a la de sus ancestros los australopithecus, alcanzando un volumen cerebral cercano a los 800 cc. Algunos detalles del interior de la bóveda craneal indican que muy posiblemente sería capaz de emitir sonidos complejos. Con gran probabilidad los miembros de la especie se comunicaban entre sí por medio del lenguaje. Pero el principal rasgo de H. habilis, nombre que significa hombre habilidoso, es precisamente su capacidad de fabricar utensilios. En sus yacimientos se han encontrado herramientas que han sido indudablemente trabajadas y modificadas. A Homo habilis pertenecen sin ninguna duda las industrias líticas más primitivas. La mayoría de estos útiles son guijarros con un filo cortante improvisado, descantillado en uno de los lados, no descartándose el empleo de otros utensilios de madera u otros materiales que no fosilizan y por lo tanto, no han podido llegar hasta nosotros.


Otro detalle que caracteriza sin lugar a dudas a Homo habilis es su condición de cazador en grupo. Los yacimientos muestran restos de una amplia variedad de animales herbívoros que constituyeron su sustento, junto a otros alimentos vegetales. Todos los indicios hablan en favor de una organización social en grupos familiares orientados a la recolección, la caza o eventualmente la disputa de carroña a los predadores. Se tienen también pruebas de la existencia de refugios sencillos, que generalmente aprovechaban accidentes naturales, en ocasiones modificados mediante la colocación de grandes piedras o acaso de ramas y otros materiales perecederos. En ellos consumían la caza o la carroña obtenida, se defendían de los predadores y se refugiaban de las inclemencias del clima.


Os ofrecemos un abanico de ilustraciones. Algunas presentan a H. habilis notablemente humanizado. Otras no tanto. En cualquier caso podemos afirmar que a falta de otros posibles fósiles aun no conocidos, Homo habilis es cronológicamente el primer representante del género homo, que es como decir del género humano. Por lo que sabemos convivió con otra especie del mismo género: Homo erectus, del que probablemente descendemos, y del que nos ocuparemos en una próxima entrega de nuestra serie evolutiva. Permaneced atentos, porque esto, como veis, se va animando.


Empeñarse en seguir un único camino, es retroceder hacia delante.



martes, 12 de abril de 2016

GAUSS, EL PRÍNCIPE DE LOS MATEMÁTICOS


Johann Carl Friedrich Gauss nació en 1777 en una aldea de Brunswick, Alemania. Sus padres, analfabetos, vivían en la mayor de las miserias. El joven Carl fue lo que se dice un auténtico niño prodigio. Aprendió a leer completamente solo, y a los siete años su enorme talento fue descubierto por un maestro de escuela apellidado Büttner, que le animó a continuar sus estudios y le interesó por las matemáticas, que fueron la verdadera pasión de su vida. A los doce años recibió la protección del duque de Brunswick, que desde entonces se hizo cargo de su educación. Ya en su etapa escolar Gauss corrigió los errores que halló en las demostraciones de matemáticos tan insignes como Newton, Euler o Lagrange. Antes de terminar el bachillerato, dominaba el griego y el latín, y completó su ley de los mínimos cuadrados. A los diecisiete años intuyó los principios de la nueva geometría de la que habría de ser el principal creador, y a los dieciocho completó su teoría de números. Comenzó a forjarse su reputación de príncipe de las matemáticas que le reconocieron unánimemente sus colegas de toda Europa.

Domenico Guidobono. Alegoría de la Matemática

Entre sus enormes hazañas científicas cabe mencionar el Teorema fundamental del álgebra, la construcción con regla y compás (siguiendo las normas euclidianas) de un polígono regular de 17 lados, la Teoría de los números, contenida en su obra Disquisitiones arithmeticae, el perfeccionamiento de los mínimos cuadrados, y hasta la predicción de la órbita de Ceres. Ya en su etapa de madurez, Gauss enunció su Teorema de la divergencia, tan fundamental no solo en el ámbito matemático, sino en diversas aplicaciones científicas y por supuesto en la física. Entre 1801 y 1847 publicó varias decenas de obras, todas ellas consideradas hoy imprescindibles por la comunidad científica.


Su descomunal contribución a las matemáticas no debe eclipsar la importancia de Carl Friedrich Gauss en materias como la física, la astronomía y la geometría. La célebre campana de Gauss es hasta nuestros días una herramienta imprescindible en campos tan diversos como la demografía o la epidemiología, por poner simplemente un par de ejemplos. Gauss falleció en Gotinga en febrero de 1855. Desde el blog de Bigotini queremos rendir nuestro modestísimo homenaje a este gigante de la ciencia, el príncipe de los matemáticos que adquirió tan merecido título no por nacimiento, sino por su esfuerzo y su talento, admirables méritos de inexcusable y agradecido reconocimiento.


Las películas de hoy en día son muy raras. Te hacen pensar. Britney Spears



sábado, 9 de abril de 2016

PREHISTORIA BALEAR. HONDEROS Y PIRATAS


A juzgar por todos los indicios arqueológicos, las islas Baleares no fueron habitadas hasta bien entrado el Neolítico, en época tan tardía como la correspondiente a la Segunda Edad del Bronce peninsular. Su propia naturaleza insular las preservó hasta recibir la visita de los primeros navegantes mediterráneos del Neolítico. Datan de ese tiempo los primeros restos humanos, pertenecientes a gentes dolicocéfalas en todo similares a los habitantes de las costas del Mediterráneo occidental. El aislamiento confirió a los descendientes de aquellos primeros pobladores una cultura y una idiosincrasia propias y características. Los recursos agrícolas de las islas eran muy escasos. Se limitaban a las habas y a un trigo de poco rendimiento que no bastaba para alimentar a la población. El fantasma del hambre sin duda aceleró el aprendizaje de la supervivencia a costa de los navegantes que frecuentaban sus mares. La piratería debió ser una actividad frecuente.


Cuando el comercio entre Oriente y Occidente quedó interrumpido tras el colapso de la talasocracia cretense y la aparición de los indoeuropeos en el Egeo, los baleáricos entraron en contacto con los navegantes del círculo argárico, tan importante en el levante y el sur peninsular, que introdujeron entre ellos muchas de sus costumbres y sus industrias. Sin embargo, el imparable influjo indoeuropeo no tardó en llegar hasta las islas, del mismo modo que impregnó la práctica totalidad de la geografía europea. Muy probablemente la influencia llegó desde la península Itálica a través de Cerdeña. Esta nueva oleada cultural desplazó a los argáricos en las islas orientales, pero en las pitiusas (Ibiza y Formentera), más cercanas a la península Ibérica, permaneció su influjo hasta épocas tardías.


Hacia 1200 a.C., la cultura ciclópea de clara raíz indoeuropea, invadió también las Baleares. La conocemos como cultura talayótica por las atalayas o talayots característicos de este periodo. Se trata de torreones de planta casi siempre circular, construidos en piedra sin escuadrar ni cementar. Un vestíbulo comunica mediante un pasadizo con una cámara inferior, y con otra superior mediante escaleras. La planta baja se utilizaba como refugio y como recinto sagrado donde se celebraban incineraciones de cadáveres. La superior se usaba como plataforma de defensa en caso de asedio. Aunque en la actualidad los escasos talayots conservados se nos muestran aislados, las excavaciones indican que constituían los hitos de gruesas murallas que rodeaban los poblados. Curiosamente, dichos poblados se encuentran a cierta distancia de la costa, lo que con toda probabilidad indica el temor a invasores llegados del mar. Parece pues que los baleáricos primitivos no fueron los únicos ni los más temibles piratas que frecuentaron aquellas aguas.


El máximo esplendor de esta cultura talayótica viene expresado por las navetas, grandes construcciones ciclópeas con forma que recuerda la de una barca varada. Se utilizaron como tumbas colectivas. Existe otro monumento más sencillo y probablemente más primitivo: las taulas o tablas, consistentes en un monolito sobre el que descansa una losa rectangular a modo de plataforma. En muchos casos, una tercera piedra apoyada en la primera, sirve de contrafuerte al conjunto. Se han descubierto también cierto número de monolitos más pequeños rodeando al mayor en círculo o en cuadro. Su finalidad está envuelta en el misterio. Podría tratarse de restos de construcciones cuyo techo se ha desplomado, o bien de algún tipo de santuario, a juzgar por la abundancia de restos tanto humanos como sobre todo de animales, hallados en su interior y en las inmediaciones, lo que hablaría a favor de un lugar sagrado donde se ofrecían sacrificios.


Todas las fuentes antiguas coinciden en que las gentes de las islas andaban desnudas y eran habilísimos honderos. Se han hallado depósitos de proyectiles de barro, con formas, pesos y tamaños adecuados para ser lanzados con hondas. Ciertos relatos hacen referencia al duro aprendizaje al que al parecer eran sometidos los muchachos, privándoseles de comida hasta que no hubieran acertado un número establecido de blancos. En un país donde no se producían metales, vino, aceite, ni prácticamente ningún artículo de comercio, con una habitación considerable que entre Mallorca y Menorca llegó a superar los trescientos núcleos de población, sin duda la emigración de los jóvenes debió ser más una necesidad que una simple alternativa. Lo cierto es que los míticos honderos baleáricos ganaron una bien merecida fama en todo el ámbito mediterráneo.


Tanto las tropas cartaginesas como posteriormente las legiones romanas, reclutaron honderos en las islas, y los consideraron soldados de élite. Llegaron a estar muy bien remunerados en la Roma Imperial, por lo que tras la licencia algunos regresarían a su tierra ricos. La fama y el prestigio de los honderos se perpetuaron en relatos y narraciones hasta la tardorromanidad. Mucho más dudoso es que, como quiere hacernos creer algún historiador desinformado o visionario, los honderos baleares continuaran en activo durante el medioevo, entre los almogávares que acompañaron a Roger de Flor en expediciones reales o imaginarias. Desde Bigotini queremos llamar la atención de nuestros lectores hacia la interesantísima Prehistoria Balear, que durante muchos años ha permanecido eclipsada por la exuberante y cercana civilización ibérica del Este peninsular. Ahora este desconocido periodo insular, con cada nuevo hallazgo se nos muestra más rico y variado.

Cuanto más atrás seas capaz de mirar, más adelante verás. Winston Churchill.